"En los momentos de crisis,

sólo la imaginación

es más importante

que el conocimiento"

(Albert Einstein)

IDEAS CLAVE DE LA SITUACIÓN DE CRISIS EN LA ACTUALIDAD

 

"Crisis? what crisis?"

Este es el título de un mítico álbum del grupo británico Supertramp que vio la luz en el año 1975, dos años después del comienzo de la llamada crisis del petróleo que en 1973 amenazó a las economías occidentales con el recorte y encarecimiento del crudo. Ésta azotó a las mayores economías mundiales y a los países emergentes traduciéndose en un freno para el desarrollo y consumo mundial y generando un notable aumento de los conflictos entre ricos y pobres y entre los mismos productores.

Con este álbum  “Crisis?”, el grupo rockero comenzó una cadena de éxitos que lo mantuvo en los primeros puestos de las listas de ventas de todo el mundo y fue uno de los grupos que más dinero recaudó. Este es uno entre tantos otros ejemplos que corroboran que la crisis nunca afecta a todos por igual, e incluso algunos, en vez de padecer sus efectos, salen de ella fortalecidos. Sin olvidar a aquellos países o grupos económicos que las provocan para revolver “el río donde pescan”.

Crisis ha habido muchas a lo largo de la historia y de todo tipo. Las más contemporáneas han tenido que ver con la redistribución del mundo entre las potencias más relevantes y han traído consigo un sinfín de guerras y frentes abiertos que no han hecho otra cosa que distanciar la equidad y el reparto de riquezas. También las ha habido entre los países poseedores de materias primas y los que no, las que acarrean las hambrunas y desastres naturales, y en general todas las que provienen por los cambios en el desarrollo y choques de las ideas, culturas, religiosos, morales, democráticos y libertades.

Las materias primas  se agotan, y a este ritmo  de crecimiento, consumo y despilfarro, las crisis se vislumbran cada vez más cercanas y continuas. Somos más personas consumiendo. La incorporación de países como China, India, Rusia, Brasil, Indonesia, México, etc –los más poblados del planeta-, que aspiran al estado del consumo, bienestar y derroche, no hacen presagiar que los problemas se acaben sino que se incrementen, aunque, ¡claro está! de momento yo me alegro de que esas políticas estén dando de comer a mucha gente y gozando de más libertades.

Dicen que las crisis son cíclicas y que el sistema las necesita para reconducirse y volver al estado anterior con el fin de que cambie algo o nada. En el caso de los países occidentales, el capitalismo las provoca para reorientar y mantener el sistema, y los capitalistas sus privilegios de clase.

La crisis de 1929 sumió a los EEUU en una profunda depresión que se extendió por Europa y provocó la II Guerra Mundial en el resto del mundo. Los desmanes bursátiles actuales, las burbujas inmobiliarias y los movimientos especulativos, junto al poderío de los grandes trust internacionales hacen que se repita de nuevo la historia del 29.

El mundo no permanece estático y los cambios se suceden uno tras otro, y en ese escenario, el débil sucumbe ante el fuerte,  el pequeño ante el grande, el inexperto ante el más preparado. Es la “ley de la naturaleza”. Mientras unos gozan de bienestar, otros sufren los efectos de la crisis. El mundo occidental goza de la opulencia y el resto del mundo paga con atrasos y miserias los desmanes de los primeros. A estas crisis, no debemos olvidar añadir la enmascarada, que como decía Joaquin Sabina en su rap:  “Como te digo una Co te digo la O”: ¿Crisis?, ¿dónde está la crisis?

Los estados están obligados a intervenir para volver a situaciones de “normalidad”, creando trabajo y devolviendo a la población lo quitado. Y las personas, debemos vivir acorde a nuestras posibilidades sin gastar más de lo que ganamos.

La crisis pasará. Pero ya nada será como antes. Hay que invertir más en salud, educación e investigación y desarrollo y convertirnos lo mismo que nuestro país en trabajadores, honrados, profesionales y serios.

Debemos fijarnos en la historia para no repetirla si es nefasta, para levantarnos y no cometer los mismos errores, empujando todos al unísono en una sola dirección, que “todo está en los libros”, como cantaban allá por los ochenta.